martes, 26 de octubre de 2010

MARINA TSVIETÁIEVA

"No, no había ninguna palidez en ella, ninguna – en nada, todo en ella era lo contrario a la palidez, y sin embargo era – pourtant rose y, llegado el momento, esto será mostrado y demostrado.
Transcurría el invierno de 1918-1919, por lo pronto todavía el invierno del año 1918, diciembre. En algún teatro, en algún escenario, yo leía para los estudiantes del tercer estudio, mi obra Tempestad de nieve. Una sala vacía –un escenario lleno.
Mi Tempestad de nieve estaba dedicada a Yuri y a Vera Z., a su amistad – mi amor. Yuri y Vera eran hermano y hermana; Vera, en el último de todos los colegios en el que estuve había sido mi compañera: no de clase, porque yo estaba una clase antes y la veía únicamente a la hora del recreo: un cachorrito de niña, delgadita y rizada, recuerdo sobre todo su larga espalda con los cabellos de una trenza atada hasta la mitad, y vista de frente, recuerdo sobre todo la boca, por naturaleza – desdeñosa, con los ángulos hacia abajo,  y los ojos– lo contrario de aquella boca, por naturaleza sonrientes, es decir, con los ángulos hacia arriba. Esta divergencia de líneas repercutía en mí en forma de una inexplicable inquietud que yo atribuía a su belleza, sorprendiendo así a los demás que no encontraban en ella nada de eso, dejándome a su vez profundamente sorprendida. Aquí mismo diré, que yo tenía razón, que en adelante se convirtió en una auténtica beldad, a tal punto que en el año 192, en París, gravemente enferma, la arrastraron a la pantalla.

Con esta Vera, a esta Vera jamás dije ni una sola palabra, y ahora, nueve años después de la escuela, cuando le dedicaba mi Tempestad de nieve, pensaba aterrada que ella no comprendería nada de todo esto, porque seguramente no se acordaría de mí, quizá ni siquiera se hubiera percatado de mi existencia.
(Pero, ¿por qué Vera, cuando se trata de Sóniechka?) Porque Vera es – las raíces, la prehistoria, el origen más antiguo de Sóniechka. Una historia muy breve – con una prehistoria muy larga. Y una poshistoria.

...

"La historia de Sóniechka es tanto una biografía de la protagonista, la actriz Sofía Evguénievna Holliday, como una autobiografía de la escritora Marina Tsvietáieva, cuya amistad se desarrolló entre 1918 y 1919, cuando ambas trabajaban en el Teatro de Arte de Moscú. (...) Sóniecka es [...] el relato de algo que dormía en el interior de Marina y que la muerte puso en movimiento. Es la historia de su juventud en un país trastocado por la guerra civil. Es la verdad convertida en poesía. La primavera del año diecinueve que llegó trayéndole una amiga: una actriz pequeñita, talentosa e indefensa ante la vida. Es la amistad, el amor y las alegrías – más bien escasas – entre aquello que vivieron los años posteriores a la revolución. Diálogos, monólogos, escenas, parlamentos... Humor y amor. Es Moscú el año diecinueve. Ni espeluznante, ni espléndido, únicamente familiar. Es la resurrección de los seres amados. Es, finalmente, la voluntad del poeta de detener el tiempo."

Selma Ancira

Marina Tsvietáieva, La historia de Sóniechka, México, CONACULTA, Torre Abolida, 1999. ISBN 9-789701-831427

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